Mi SWAP

Por fin puedo enseñaros lo que le envié a mi compi «swapera». Fui adelantando algunas cositas, incluso os enseñé los ingredientes en el post «algo se está cociendo» que hice hace un par de semanas sin deciros para lo que era. ¡Cómo me gusta ser malvada! Pero todo llega y hoy os explico en qué consistía lo que preparé para el intercambio.

Para empezar, lo centré en el tema de una fiesta en la playa y el verano: esta fue la base sobre la que ir trabajando todo lo que debía incluir. Lo de mi ciudad era justo eso, arena de la playa que tengo al lado de casa. Me fui un domingo a la playa con un tarro de cristal a llenarlo de arena y conchas, creo que verme fue todo un espectáculo pero eso fue sólo una de las anécdotas que he tenido preparando este SWAP. Como mi paquete iba a Madrid, me gustó la idea de poner la frase «Esta playa es para ti» dentro de la caja en la que iban todos los regalos:

Como veis, dentro del tarro playero, puse una sombrilla de cóctel y un tarro más pequeño que dentro llevaba… ¡La frase positiva! Como si de un mensaje en una botella se tratara, «the best is yet to come» servirá para sobrellevar de una manera más optimista esos días malos. Y para que no quedara duda de que la playa era propiedad de su destinataria, una C atada con cordón al bote:

Dentro de la caja de flores había un montón de caramelos, y el algo rojo eran unos moldes para magdalenas o brownies. ¡Porque en esta fiesta playera no puede faltar algo de comer! Y el DIY… qué decir de mi manualidad. ¡Un poco más y desisto de hacerla! Entre que no soy muy mañosa y que todo lo que podía salir mal salió mal, yo ya no sabía cómo solucionar la papeleta. Después de mucho pensar y muchas ideas desechadas, al final opté por hacer un portavelas de estilo árabe. La idea era pintarlo y añadirle detalles en dorado, pero con el rotulador que tenía no podía pintar el cristal así que terminé decorándolo con la socorrida washi tape de lunares morados. El bote lo pinté con pintura translúcida para cristales con esponja (no con pincel) y aquí llegó el siguiente momento cómico: descubrir que tienes las manos llenas de pintura y que no tienes nada para limpiarte porque son las 10 de la noche. Ni siquiera tenía quitaesmalte de uñas, quizá no se vino en la mudanza, pero me sentí McGyver cuando me dejé las manos impolutas gracias a las toallitas desmaquillantes! Eso sí, me dio que pensar sobre lo que nos ponemos en la cara!

La carta no tenía mucho misterio, puesto que ha coincidido que mi swapera era una amiga mía desde hace años y no hacían falta presentaciones pero me hizo la misma ilusión prepararla.

Y este fue el conjunto de todo, ¡espero que os hayan gustado mis aventuras y el resultado de mi SWAP!

¡Feliz viernes!